jueves, 18 de febrero de 2016

El Cristianismo.


La vida y predicación de Jesús, a quien sus discípulos consideraron el Cristo o enviado de Dios, coincidió con el inicio del Imperio Romano y con cierto momento de crisis en el pensamiento filosófico y religioso. Estas razones y la personalidad de Jesús, hombre con arraigo y surgido del pueblo, que se expresaba de forma sencilla, ayudaron a expandir su doctrina. Exponía su mensaje con ejemplos y los acompañaba con prodigios. Hablaba con palabras claras y directas, con una seguridad que antes nadie había manifestado, declarándose, según el evangelio de Juan (14,6), verdad y practica de vida: <<Yo soy el camino, la verdad y la vida>>, y afirmando que su mensaje le había sido revelado por Dios.

Creencias:

-Existe un núcleo más o menos compartido de creencias y doctrinas entre los diferentes grupos cristianos, si bien algunas de esas doctrinas no son aceptadas por todos. En ese núcleo se encuentra:
Que Dios es uno y, al mismo tiempo, tres personas distintas (Padre, Hijo y Espíritu Santo; Mateo 28:19).
-Que Dios Padre creó y conserva el universo por su Palabra, el Verbo, sin quien no se hizo nada de todo lo hecho (Juan 1:3);
-Que Dios Padre se reveló desde el principio a los hombres y cuidó del género humano para dar vida eterna a todos los que buscan la salvación con la perseverancia en las buenas obras (Romanos 2:6-7).
-Que habló a la conciencia de nuestros antepasados en distintas ocasiones y de muchas maneras por medio de los profetas, y que en la etapa final habló por su Hijo (Hebreos 1:1-2), Jesucristo, hombre verdadero (Jesús de Nazaret), Palabra de Dios hecha carne (Juan 1:14), que lleva a su plenitud la acción del Padre a favor de la humanidad.
-Que fue Jesucristo quien reveló la verdadera naturaleza de Dios, llamando a Dios «su Padre y nuestro Padre» (Juan 20:17) y anunciando la venida del Espíritu Santo (Hechos 1:8), el Espíritu de Dios, Espíritu de la verdad (Juan 16:13), el mismo que lo movió a él y que hizo de sus apóstoles sus testigos.

El nacimiento de la Iglesia:

Pero Jesucristo no sólo fundó una religión —el Cristianismo—, sino también una Iglesia. La Iglesia —el nuevo Pueblo de Dios— fue constituida bajo la forma de una comunidad visible de salvación, a la que se incorporan los hombres por el bautismo. La Iglesia está cimentada sobre el Apóstol Pedro, a quien Cristo prometió el Primado —«y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia» (Mt XVI, 18)— y se lo confirmó y confirió después de la Resurrección: «apacienta mis corderos», «apacienta mis ovejas» (cfr. lo XXI, 15-17). La Iglesia de Jesucristo existirá hasta el fin de los tiempos, mientras perdure el mundo y haya hombres sobre la tierra: «y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella» (Mt XVI, 18). La constitución de la Iglesia se consumó el día de Pentecostés, y a partir de entonces comienza propiamente su historia.


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